Carajo

En vista de que todo se ha ido e irá al carajo.

sábado, 2 de julio de 2011

En una de estas noches

Agustina tiene sus reservas, el pelo es como un resorte de ideas y ahora se ha sentado a mi lado a crear olores, pero no quiere probar sabores porque está lleno. Las montañas son las mejillas de Tayla que más que montañas son pequeñas cumbres con nieve. Sus ojos miran los sabores y todos prueban menos ella que se esfuerza por despejar sus palabras y una sonrisa tan cadente como una pieza de blues. .. Sube por las enredaderas del cabello de Juan, tan corto y más o menos largos los brazos al sacar su abrigo. Las flores del pantalón azul me atrapan en su simplicidad y de nuevo reconozco la noche, la luna llena, que se mueve y danza con las constelaciones malditas, sí, las mismas paganas de todos los tiempos y que han creado nuestro creer. Creer en ellas y su superioridad, supongo es, que son superiores porque aún no las podemos matar. Revolución de amor y el superhombre inexistente no vuela atómicamente ni micro atómicamente por el universo a la velocidad de la luz, en un mundo paralelo todo es relativo, el universo de Daniela, limitado a unos nano centímetros como la bacteria que podría afectarme emocionalmente. Se está alimentando de mis células multifuncionales y mortales en unidad.

Suena el roce de unas llaves y llega Daniel con pan legal para comer con manteca, no mantequilla. No hay que comprar más leche, para hacer el yogurt que dañamos, DANIEL el yogurt.

Que impreciso el roce de los cajones como el mar con la arena, no, más bien suena a despeñadero de rocas y parmesano para el pan. También para que los risos negros de Agustina estén sanos. Nada para mañana repite Daniel. Y el yogurt.

Ese es para mañana, lo leído y lo que se viene por leer, yo nunca pierdo pero tampoco gano. ¿Eso me hace perdedora? No, eso me hace una histérica, luego eso me hace pensar en mí y no me gusta: prefiero pensar en Maura. Ella es verde según los ojos de mi abuelita, mi abuelita ve distinto, no es que no vea. Mate, jaque y mate al pensamiento de estudio temprano, todas las conexiones dulces, ven, quiero compartir azúcar, miel. La máxima del cariño es comer una chocolatina mirando a los ojos que quieres ver mientras nadas en ilusiones de amor agridulce que provienen del cacao y se contaminan con leche, leche de él.


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